La tercera edición del festival de Blogs de
Nicaragua trajo el tema de la identidad al mundo virtual. A mí no me apasionaba
para nada el tema, me sonaba ajeno, demasiado abstracto, como aquel juego de
docentes de psicología que te preguntan quién sos y uno va respondiendo
nombres, oficios, atributos y ellos te van desmontando el discurso hasta quedar
en nada.
Y entonces pasó que
mi organización sufrió una severa reestructuración presupuestaria y a
cinco colegas y a mí, nos pasaron un preaviso de dos meses. Y pues, más allá de
lo duro que es quedar en el desempleo, me di cuenta que mi curriculum era
tremendo para impresionar a la gente por todo lo que he hecho, pero que no les
deja para nada claro que es exactamente lo que hago.
De repente el tema del #BlogsNi se volvió mi tema:
¿quién diablos soy profesionalmente? Y no es cualquier cosa preguntarse eso a
los treinta siete años, cuando se supone que uno ya debería ser un profesional
consolidado, especialista en alguna cosa productiva, con valor y prestigio
social y todas esas cosas que un adulto responsable debe aspirar alcanzar.
Me cuentan que cuando yo era niño, ante la pregunta
¿qué querés ser? yo respondía "eskimero" imagino que motivado más por
la gula que por vocación laboral. Años más tarde pensaba que sería un ilustrador de comics y tengo el recuerdo vivido de mi madre,
que me encontró dibujando en un álbum de esos que traen dibujos y cuadriculas
para copiar. Yo le mostré mi primer boceto y ella me dijo que para
que estaba haciendo eso, que yo podía hacer mejores dibujos: los míos.
Aquella idea de ser original caló en mí, y fue una
invitación a explorar dentro de mí las ideas, las inspiraciones y eso hice. Al
mirar dentro de mi cabeza siempre encontraba algo, como un sombrero de mago
sacaba de ella cuentos, dibujos, juegos. A veces parece que se termina pero
luego hay algo ahí que bulle por salir y yo lo jalo para afuera, como si fuese
algo vivo, que se escapa de mí.
Al final estudié psicología porque parecía ser la
carrera con el mayor área de ambigüedad y misterio posible (me planteé estudiar
parapsicología pero no quería irme a México) Imaginé un magno futuro en la
psicología clínica, con barba, diván y toda la parafernalia psiconalítica, pero
un antropólogo matagalpino se interpuso en mi camino y giré rápidamente hacia
los extremos de la psicología social y después de ahí al abismo de las
consultorías y múltiples trabajos tan dispares como docencia y seguimiento
técnico de proyectos de formación profesional
en turismo.
En medio de toda esa búsqueda incesante de estímulo
intelectual y el gusto por tomar trabajos que asumí como acertijos por descifrar,
seguí dibujando y escribiendo y monté muchos blogs, primero en aquella
comunidad ya extinta llamada geocities y en esta nueva encarnación de la web en
blogger. Y es en esos post de cuentos, textos biográficos e ilustraciones donde
yo puedo ver claramente que soy todo eso, que mi identidad no la puedo resumir
en un término de especialidad.
Por eso no puedo escoger entre psicólogo, consultor
organizacional, facilitador de procesos, escritor e ilustrador. Lamentablemente
para mí, el mercado laboral es miope y le cuesta vernos de forma integral,
demanda la especialización.
Una buena amiga, Coralia Guerra, dedicada al coaching me ayudó
recientemente a definirme bajo el concepto de especialización y me he bautizado
a mí mismo como un Especialista en Gestión del Cambio personal y organizacional,
con énfasis en liderazgo, cultura y comunicación.
Mi cuerpo se resiste, no me siento cómodo etiquetándome,
me siento como un artículo de supermercado. Pero debo afrontar la realidad: el
mercado laboral no anda contratando a especialistas en imaginar.
… Pero aún guardo la esperanza de que algún día lo haga.
Alberto Sánchez Argüello
Managua Noviembre 2013
en publicidad si :) jeje
ResponderEliminarMe gustó tu entrada Alberto y
ResponderEliminaresperemos que a este mercado miope le entre algún rayito de luz y pueda ver el valor que le aportarías, abrazos :)
Gracias Luis, y si no puede pues vamos a hacer que pueda ;)
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