La muerte y yo nunca hemos
sido muy cercanos. Nos encontramos ocasionalmente en funerales que no me
causaron mayor emoción; ella siempre ocupada con los cadáveres ataviados con
sus mejores ropas, yo cumpliendo con alguna exigencia social heredada de mi
familia. Se podría decir que nuestra relación ha sido de mero compromiso.
Ni siquiera la muerte de
algún gato muy querido, a picotazos de un gallo, me pudo acercar a ella. Imagino
que alguna responsabilidad tuvo mi madre en todo esto; no sólo porque la culpe
de mis extravagancias emocionales, sino porque trató de mantenerme en una
burbuja, o bien no hizo mayor cosa por romper la que yo cultivaba desde
mis libros.
Por eso cuando entré al
cuarto de mis padres, dónde ella estaba en coma, respirando como si una máquina
vieja habitara sus pulmones, no tuve espacio para la sorpresa ni la pesadumbre.
Me decía a mi mismo que esa muerte era anunciada, esperada incluso, no por mí
claro, sino por el niño que fui que la mató en tantas ocasiones, que seguramente
algún cementerio imaginario crece por ahí, en uno de los predios baldíos de
Managua.
Mi madre estaba ahí, dándome
la oportunidad de besar sus mejillas macilentas, o al menos sostener su mano
mientras la sangre aún buscaba frenética hacer sus últimas giras desde el
corazón hasta los pies, pasando por esa mente que consumía sueños y pesadillas
como último adiós a la realidad. No besé
sus mejillas ni sostuve su mano, no acostumbro a despedirme de los muertos. Opté
por la salida fácil: me oculté en el baño del cuarto.
A salvo en el cuartito de
lavado que mi padre adornó con azulejos quebrados con aire a Gaudí, me
miré en los múltiples espejos y un yo anciano me miró con tristeza. Él si
sentía la muerte de mi madre, él si quería gritar y decir que la amaba y que la
odiaba, pero yo no lo dejé hablar, no lo dejé gritar, sólo me quedé ahí en
silencio, dejando que mi padre creyera que me estaba despidiendo a solas con
mi madre, que estaba finalmente acercándome a la muerte.
Alberto
Sánchez Argüello
Octubre
2013
Imagen. Laurie Lipton
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