Aquí voy de nuevo, todo mundo tuiteando con el hashtag
de #YoDeNiño y yo que empiezo a recordar y por supuesto, procrastinar con otro
texto para mi Panóptico.
Yo fui niño en los ochenta. Para mí los recuerdos
comienzan en 1979 con la casa de mis padres, con ellos y mis tíos tumbados en
camas o sofás mientras me dicen que afuera está la guerra y yo ilusionado con
ver tanques en la callecita de mi barrio, pero desilusionado al ver solo uno
que otro “push and pull” a lo lejos en el cielo. Eso sí, me daba gusto un año
después, tocando y jugando con un pedazo de misil metálico (la cola) y un casco
de la Guardia Nacional que no sabía muy bien como había llegado a casa pero me
daba igual.
De esa época recuerdo mucho tiempo libre, sobre todo
en las tardes. Cosa curiosa es que recuerdo muy poco del preescolar y primaria
y más de horas y horas dibujando en papeles blancos que mi papá me traía de su
oficina en el Instituto de Turismo donde era Jefe de Proyectos, a la vez que me
pedía que dibujara en los dos lados de las hojas para ahorrar, y yo, que
consideraba aquello un absurdo, no le hacía ningún caso.
Después de dibujar me quedaba viendo un reloj
cilíndrico de plástico de mí mamá que me decía la hora en que comenzaba la
televisión, que me parece era a las 3pm o 4pm. Me sentaba ante las rayas de
colores y esperaba a que el canal Dos arrancara. Y claro, me lanzaba cantidades navegables de
muñequitos: Barbapapá, los pitufos, el pájaro loco, cósmico, Félix el gato, la
princesa de los mil años, Barner y Flapy, la vida es así, Ruy el pequeño Cid, Remy, Abejita miel; más
tardíamente Dartanias y el osito Misha. Y bueno en Imelsa, la librería estatal
de aquel entonces, me compraba la revista rusa Misha, Zunzún y una revista de
comics cubanos que era una pasada. Mi padre también me prestaba una revistilla
de comics suramericana “Dartagnán”, que él conseguía en un lugar de revistas
y libros usados que quedaba en Jardines de Veracruz.
Bueno, el hábito de ver muñequitos nunca lo perdí, más
adelante me lancé Dragon Ball, Duckula, la vida moderna de Rocko y Bob Esponja… y ahora
me lanzo con mi Luna Los Backyardigans, Jelly Jam, George el curioso y hasta Hi5..
Yo de niño me aterrorizaba en las noches pensando que
debajo de mi cama había un monstruo verde con uñas como garras, que en el
cuarto que usaban las señoras que trabajan en casa vivía (cuando estaba
desocupado) un ser largo como de cera y con ojos plateados (parecido al que
describe Edelberto Torrés que atemorizaba a Darío) y en las acacias del patio
trasero imaginaba un monstruo entre mono y hombre lobo. Por eso de noche me
ponía la sabana hasta encima de la cabeza y a veces hasta la almohada para que
ningún monstruo me viera.
Yo de niño aprendí muy temprano a jugar solo, al
comienzo haciendo torres con tacos de madera que mi papá traía de las obras que
supervisaba y que cuando se me caían me entrababa un coraje tan grande que me
dolía la cabeza. Luego inventé juegos como de estar en una especie de show en
vivo, que ahora que lo pienso eran precursor de los “reallitys” actuales porque
tenía audiencia imaginaria y todo y el show era mi vida. En fin…
Yo de niño iba con mis padres en semana santa al mar,
al tránsito en la costa pacífico y me bañaba hasta que se me arrugaban los
dedos… jugaba solo como si estuviera disparando a alguien y me metía arena en
la boca para sacarle como sangre al ser impactado por el “otro”
De niño le contaba todo a mi mamá, pero me sofocaba que siempre quería abrazarme y besarme y me zafaba en cuanto podía. Por otro lado buscaba mucho a mi papá para contarle mis logros pero él era de la creencia de que responder muy efusivamente me haría vanidoso, así que quedaba frustrado con lo que yo consideraba eran respuestas frías.
Yo de niño comía mucho dulce. En "la gritería" salíamos al
barrio y a monseñor lezcano y mi papá cantaba a viva voz sin vergüenza mientras
mi madre y yo nos quedamos atrás de él con penita. Al final me daban todos los
dulces a mí y amanecía con dolor de estómago… sigo siendo un exagerado al
dulce.
Yo de niño descubrí en la biblioteca de mi colegio a
Tintín, Asterix, Lucky Luke, Spirou y muchos otros cómics y durante años me los
leí en los recreos o prestados en casa con mi papá intentando traducírmelos (estaban
en francés)
Seguiría mucho más, pero hasta acá llega el tiempo que
me he dado esta vez para recordar así, desde la luz, desde el placer y la
alegría, muchas otros recuerdos en movimiento, tantas vidas soñadas… al final
aún sigo siendo yo, siempre.
Alberto Sánchez Arguello
1 Junio 2012
Gracias por compartir tus recuerdos de niñez, Alberto, porque a traves de tus recuerdos pude revivir parte de mi niñez tambien. Saludos, Linda.
ResponderEliminargracias a vos Linda, saludos
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