La casa de mis padres, una
especie de cabaña de madera de pochote que mi padre diseñó, está preñada de
libros desde que la recuerdo. Eso explica que me aficionara a ellos aún antes
de saber leer, jugando a ordenarlos y organizarlos en una biblioteca imaginaria
fragmentada y polvosa.
Fue así como llegué a dar
con los libros de Ian Fleming. Uno a uno fueron apareciendo en aquel caos de
polvo añejo. Casino Royale, From
Russia with love, Live and let die, Goldfinger, The man with the golden gun,
Moonraker, Thunderball. Pasarían años para que los llegara a leer,
motivado –lo confieso- por las portadas vintage de mujeres de largos cabellos.
Me atraparon totalmente. En
cosa de meses me leí todos los que estaban en español, y luego con lentitud
casi todos los que estaban en inglés. Mi yo adolecente disfrutó a Bond como si
fuese una especie de Sherlok Holmes en anfetaminas: misterios por resolver,
lugares exóticos, villanos carismáticos y acciones de superhombre.
En sincronía con las
lecturas, me aficioné a las películas, comenzando con las clásicas de Sean Connery,
para pasar luego a Roger Moore, Pierce Brosnan y ahora Daniel Craig.
¿Daniel Craig? Si, aún le
sigo la pista a las películas de Bond. Por eso me lancé Spectre, sentado entre
una multitud en una de las salas de Cinemark. Me lancé la misma historia increíble
del espía británico que se niega a sangrar a pesar de las terribles golpizas
que le propina un heredero de Oddjob; me lancé las ya esperadas secuencias de
persecución a alta velocidad por tierra, aire y agua; me lancé al villano que en
vez de matar a Bond en la primera oportunidad, da inmensos rodeos; me lancé los
embates sexuales de un Bond que hace palidecer los comerciales más salvajes de
Axe; y por supuesto me lancé el clásico rescate de la mujer en peligro y la
redención final del espía.
Al final James es una más de
esas mil caras del héroe de Joseph Campbell, el arquetipo heroico que se debe
enfrentar a monstruos y retos extremos para salvar a la princesa / salvar al
reino / redimirse / siguiendo un camino tortuoso en el que casi muere y logra
su cometido. Pero a diferencia de tantos otros héroes, James no cambia, logra
sus misiones pero nada cambia en su interior, no crece, no madura.
¿Entonces por qué diablos me
sigue gustando James Bond?
Puedo imaginar que está
conectado con un tiempo de mi vida muy estresante, en el que me permitió
fugarme a un mundo de ficción en el que un hombre sin mayores emociones lograba
superarlo todo y salir victorioso, un mundo mucho más entretenido que la
secundaria del nicaragüense francés…
Y eso de que James no
cambie, es también un tema de la película Spectre, donde al final se defiende
el programa de los 00 por encima de la lógica de los burócratas con sus drones
y sistemas de vigilancia “una licencia para matar es también una licencia para
no matar” En el fondo nos venden una nostalgia por los tiempos de la guerra
fría, cuando matar cuerpo a cuerpo era más honorable –dicen ellos-…
Pero la gente de la sala
también se da cuenta –en algún nivel- de que James no cambia y ríen cuando miran
a Bond acosar a Monica Belluci, en un acto que tiene todo el tinte de una
violación o relación forzada –un señor a mi lado me volteó a ver durante la
escena, con una expresión tipo “sólo él sabe que eso puede pasar”-
Spectre se mantiene vigente
con el tema del terrorismo internacional e incluso nos muestra la posibilidad
de que el mundo de los villanos y el de los funcionarios de nuestras
burocracias mundiales, bailen juntos por el control mundial. Pero claro, ¿qué
pueden hacer todos ellos contra un solo hombre, capaz de matarlos a todos con
una beretta y unas cuantas balas?
Si, James Bond no cambia,
aunque los actores si, y en otra confesión diré que me gustan Craig y Ben Whishaw,
si lo sé, así de variados son mis gustos…
El adolescente que aún
sobrevive debajo de esta piel de treinta y nueve años, sigue disfrutando a los
hijos de Fleming, aunque esta mente adulta cada vez encuentra más desgastado
al héroe y más agujeros en las narrativas.
Alberto Sánchez Argüello
Managua 10 noviembre 2015
Me agrada leer tus artículos. :) (Y)
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