lunes, 30 de junio de 2014

ASESINATOS A MUJERES: EL ABORDAJE DE LOS MEDIOS



En Nicaragua siguen matando mujeres a un promedio de una cada tres días, irónicamente en medio de esta ola de asesinatos atroces Managua es declarada Capital de la No Violencia contra las Mujeres, nombramiento hecho durante la realización de la sesión extraordinaria número 16 del consejo municipal capitalino, enmarcada en el Tercer Encuentro Regional Integradas con Seguridad por una Región Libre de Violencia hacia las Mujeres, que se estará desarrollando en nuestro país (19 Digital 27 de Junio 2014)

Luego la presidenta de la CSJ, Alba Luz Ramos, anunció una marcha para el 11 de julio como parte de la campaña para prevenir y reducir la violencia contra las mujeres. Ramos también anunció que se están haciendo coordinaciones con la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países de Iberoamérica (Comjib) y el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) para firmar convenios que permitan implementar un plan de búsqueda y captura de los asesinos de mujeres que huyen a los demás países de la región centroamericana.

Y todos estos esfuerzos están muy bien, lástima que no reconocen que fueron los movimientos feministas los primeros en poner el dedo en la llaga y los únicos en estar informando y denunciando públicamente el incremento de feminicidios y la campante impunidad de la mayoría de los casos.

Por otro lado los medios también han jugado un papel muy importante al estar informando sobre cada caso nuevo. Pero no me queda claro si el abordaje es siempre el más asertivo.

Todavía vemos noticias en las que se habla de “crímenes pasionales” y se cita a las autoridades policiales que declaran cosas como ““El móvil fue por celos del cónyuge de la víctima” (END 29 de junio de 2014) sin brindar un contexto o profundizar sobre el incidente.

El Observatorio de Medios de la Agencia Multimedia de noticias de México “Comunicación en Información de la Mujer AC” (CIMAC) publicó en el 2012 “Feminicidios en medios impresos 2011-2012 Por una cultura periodística con perspectiva de género” en el que ofrece un decálogo para  contribuir a la construcción de un periodismo incluyente y no sexista en el abordaje de los feminicidios:

1.- Investigar el caso.
2.- Contextualizar la violencia de género.
3.- Cuidar el lenguaje: eliminar adjetivos que califiquen la imagen de la víctima o justifiquen al agresor.
4.- Evitar mostrarlo como hechos aislados.
5.- Evitar móviles convencionales y jamás calificar como crimen pasional.
6.- Consultar opiniones de personas expertas, leyes y sentencias judiciales.
7.- Visibilizar la violencia de género como violación de derechos humanos.
8.- Evitar narraciones e imágenes escabrosas que alienten el morbo y hagan de la violencia contra las mujeres un espectáculo.
9.- Identificar claramente los tipos y las modalidades de la violencia contra las mujeres.
10.- Destacar las denuncias previas, los procesos judiciales pendientes, así como las órdenes de protección.

Ojalá los diferentes medios tomaran en cuenta este decálogo para evitar la multiplicación inconsciente de los patrones de violencia, y por el contrario contribuir a la deconstrucción de la cultura patriarcal que nutre cada asesinato.

Para quien quiera leer/descargar el documento completo este es el link:


Esperemos que las instituciones públicas asuman realmente un rol proactivo ante esta escaladas de asesinatos–que las declaraciones de la magistrada de justicia sean algo más que un efecto reactivo, de efectos meramente estéticos- y que dejen de antagonizar a los movimientos feministas y las organizaciones defensoras de derechos humanos.

Alberto Sánchez Argüello
Managua Nicaragua 30 Julio 2014

miércoles, 25 de junio de 2014

¡NO QUIERO!



Hace un par de días mi hijo mayor me contaba que tuvo una pelea en su escuela con un alumno de secundaria –él tiene 12 años- que le tocó defenderse y terminó quebrándole un par de dientes al muchacho. Yo le di el mismo sermón que le he dado por los últimos ocho años sobre la no violencia y la tolerancia. Fue hasta tiempo después en que caí cuenta sobre la manera en que me había narrado el incidente: fue como cuando me muestra sus video juegos de dragon ball y me cuenta con lujo de detalles cada técnica utilizada, cada llave, cada golpe, es más, había satisfacción en su historia.

Volví a verle y le hablé de mi hallazgo, tratando de no humillarlo ni sermonearlo, sólo invitándolo a reflexionar sobre el gozo implícito en su narración y de que las personas no somos como Goku, Picoro y Vegeta, que sentimos, que el cuerpo no es lo único que duele cuando nos golpean.

Ahora no vayan a pensar que me creo eso de que los video juegos y las animaciones violentas son las causas de la agresividad en los niños, si creo en la necesidad de mediar sobre ellas, hablar sobre la violencia y el uso de la fuerza…

Y es que acabo de leer sobre el asesinato de  Marisol del Carmen Martínez Montes, en el reparto Miralagos, comunidad Momotombo, en La Paz Centro, León.

La hija de cinco años de la mujer fue testigo del homicidio… ¡cinco años! Apenas un año menos que mi hija…

Este hecho lleva a 46 las mujeres asesinadas en lo que va del año en Nicaragua y a mí me revuelve el estómago pensar en esto ¿qué está pasando con nuestro país? ¿Que nos está pasando?

Mi mente se llena de categorías: se me viene el famoso asunto de los traumas psicosociales de la guerra, los terremotos, el Mitch, tantas muertes no procesadas, no digeridas, pero también las crisis económicas que llevan a las familias a la pobreza extrema –si no es que ya estaban ahí- generando estrés y desesperación; luego el aumento de la violencia y corrupción institucional que permea a toda la sociedad y la impunidad política que viene desde el ejemplo de un presidente  abusador y pasa por todos los casos de funcionarios acosadores y así hasta cubrir al mas último de los “hombres del partido” Y tampoco paso por alto el consumo de novelas en que la familia entera aprende sobre el hombre como el macho fuerte héroe incapaz de contener su violencia y a mujer princesa/reina de casa que tiene que temerle y adorarle… y así la lista de factores se vuelve interminable…

Y en el fondo, en el más oscuro de mis pesimismos, pienso que estos asesinatos son hijos de un patrón profundo en la psique colectiva, aquel que dice que en Nicaragua el fuerte gobierna y el débil obedece, so pena de muerte.

Yo seguiré en mi tarea de conversar con mis hijos sobre no vivir violencia, a no reproducir la violencia y así con todas las personas que pueda. La verdad me duele el pecho, no quiero vivir en un país en el que pasan estas cosas, no quiero que mi hijo se convierta en un agresor, no quiero que mi hija se convierta en una víctima, no quiero.


Alberto Sánchez Argüello

Managua Nicaragua 25 Junio 2014

jueves, 12 de junio de 2014

EL JEEP



En 1960 el coronel Germán Sánchez Jiménez compró un Jeep Land Rover traído por barco desde Inglaterra. Ese sería el vehículo que lo llevaría a su puesto de subdirector de Telcor encomendado por Anastasio Somoza García –y que conservaría hasta el momento de la revolución-

Sospecho que mi abuelo jamás imaginó que aquel jeep pasaría 54 años caminando, cuatro años más allá del tiempo que tarda en sincronizarse el Calendario Haab del ciclo solar y el Tzolkin de la cuenta lunar maya.

Para el año 2006 parecía que no volvería a caminar: yacía abandonado al polvo en casa de mis padres, soñando con los días en que viajaba entre la casa de mis abuelos de Jinotepe a Managua y sus ocasionales giras a la playa del tránsito para las semanas santas en que me entregaba al mar como si no hubiese mañana.

Pero ese mismo año un asalto a golpes en el interior de un taxi me hizo pensar en él...

Y lo reviví…

Lo convertí en mi fortaleza móvil, una piel de aluminio sobre mi piel para no volver a recibir golpes, para no sentir otra vez el terror de ser abandonado en un callejón al lado de la vieja aceitera Corona, por el cementerio central.

Ahora uso el mismo asiento que ocuparon mi padre y mi abuelo antes de mí y navego Managua, quemando tanto combustible que mí billetera sangra.

Cuando veo ese metal rayado con la pintura mostaza ya comida por tantos soles que lo han visto caminar, miro a mi abuelo, ese hombre de anteojos gruesos que leía en una mecedora en Jinotepe y que recuerdo vagamente de algunos almuerzos dominicales. 

Me digo entonces que es una reliquia que llegó a mí por sucesión masculina y me niego absurdamente a planificar su venta.

A veces hasta me construyó la justificación de sentirme conectado con mis ancestros Glenton, esos comerciantes ingleses que llegaron al Realejo en el siglo XIX  y que junto a los Manning y Foerster monopolizaron el comercio del Pacífico.

Pero al final sé que estoy apegado a una masa de metal con engranajes que ya no debería seguir moviéndose…

Y sin embargo se mueve.


Alberto Sánchez Argüello
Managua 12 Junio 2014

Foto: Lilliam Corea