jueves, 24 de mayo de 2012

Procrastinación


La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) o posposición, es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.


Wikipedia


Ya llevo cierto tiempo hablando de mi problema de procrastinación y me doy cuenta que esto va en serio y que ya es hora de ponerle un poco de mente, por otro lado hacer un post de procrastinación en vez de avanzar en la lectura de un documento que tengo pendiente es en sí procrastinar, no tengo remedio.

Vamos a ver, yo me acuerdo estar en primaria y copiar carteles en las clases de español y sociales y no lograr terminar antes de que borraran la pizarra (en aquel entonces era cosa de pizarras verdes y tizas) Cuando después salía mal en los exámenes por no haber leído la información completa, se descubría que la razón eran las ilustraciones que hacía en los márgenes de los cuadernos y más concretamente los “marcos” de grandes manzanas con gusanos sonrientes en los que metía el texto de las clases. El punto era que priorizaba los marcos antes que los textos.

Mis dibujitos al margen siempre de cuadernos y libretas han sido un buen indicador de mi nivel de interés en una clase o conferencia, en una relación inversamente proporcional.

Lo mismo aplicaba para los estudios y los exámenes. En algún momento lo que me salvó fue la memoria; el estudiar “al tubo” que le decíamos en los ochenta, aprendiendo punto por punto una lección a última hora para poder sobrevivir.

Pero luego, al estar en vacaciones, cesaba de dibujar y pasaba a aburrirme como una ostra. La más de las veces me enchufaba todos los muñequitos de la televisión (bellas animaciones rusas e inicios del animé japonés entre otros) y alguno que otro libro. Pero siempre que estaba en una cosa, estaba pendiente de otra, algo así como una insatisfacción permanente o un deseo de hacer varias cosas a la vez.

Al estar estudiando quería dibujar, cuando me ponía a dibujar quería leer, cuando me ponía a leer quería ver televisión y cuando miraba televisión… bueno, cuando hacía eso muchas veces me sentía culpable por estar de improductivo, pero igual me lanzaba mi dosis frente al bulbo.

La cosa se puso buena cuando empecé a trabajar. Para rendir bien me hice experto en inventar tareas, eso sí, acordes a mi puesto y muchas veces de carácter innovador. Solo así lograba no aburrirme; además me fui puliendo en el arte de hacer las tareas asignadas rápido y bien; pero además me metí a trabajos que en sí fueran creativos y sin una rutina laboral tan evidente: dar clases en la universidad, asistente académico de postgrado, facilitador de talleres, oficial de programa de incidencia y claro, la mejor de todas: consultor.

Ser consultor es para mí el procrastinar laboralmente: todo tipo de trabajos de corto y mediano plazo con todo tipo de organizaciones, cambiando continuamente de retos y actividades. Así que al contrario de especializarme me diversifiqué.

Mientras tanto igual seguí dibujando y también escribiendo, lo que me lleva a internet. Mi primer contacto con internet en serio fue con Bacanalnica, el paraíso procrastinador de los noventa. Me hice adicto a los foros literarios hasta que me salvó una borrada que hizo no sé quien de buena parte de los foros y en protesta me salí (bien por mí) Años después conocí Facebook y me volví a enganchar y claro, el año pasado entré a twitter y fue el acabose.

Esa constante necesidad de estar haciendo “otra cosa” que en los noventa se tradujo en publicar ilustraciones en “El Azote” de La Prensa, luego artículos de opinión El Nuevo Diario, la canalicé a blogs en el 2000 y mantuve un buen equilibrio hasta que me inventé hacer microrelatos en el 2011.

El matrimonio de un BB asignado, redes sociales y tiempo libre dio como resultado centenares de microficciones saturando la nube; tantas que siento mi mente descolocada cuando hago series de cuatro o cinco, que aunque sencillas en apariencia se asemejan a la tarea de armar cubos de rubrik a velocidades cuánticas, armando y desarmando configuraciones de palabras hasta alcanzar los 140 caracteres o menos que permite Twitter. 

Y bueno de un tiempo para acá me ha tocado estar más atento a la procrastinación porque los microrelatos se forman solitos en mi cabeza la mas de las veces y ya me veo tecleando el BB incluso manejando el jeep, chiva!

Mi mente vuela, a estas alturas sé que es un rasgo mío, probablemente uno de los rasgos que me ha permitido ser exitoso en prácticamente todos los trabajos que he tenido. Claro, ese vuelo lo he aprendido a pilotar; es una especie de equilibrio dinámico entre caos y orden en el que un propósito de vida claro y algunas pautas de eficiencia y compromiso evitan que me vaya al abismo, aunque siempre coqueteo con él abismo… es parte de ser un procrastinador empedernido.

Alberto Sánchez Arguello
Procrastinando a las muy 10:30am de un jueves.



viernes, 18 de mayo de 2012

Un punto para los(as) consumidores(ras) nicaragüenses!


Bueno, pues con la novedad de que he decidido abrir un tercer blog (echando más gasolina a mi severo problema de procrastination) y lo estoy inaugurando con un post sobre algo que ocurrió hoy a las 8:30am.

El asunto es que nos llegó la factura de la luz, y atento como siempre a la gráfica de consumo me encontré con un aumento de 10 KWH. Podría haber sido un aumento de 5 e igual lo habría considerado inaceptable dado el flujo de consumo constante de nuestra casa, no cambiamos equipos y usamos las cosas de la misma manera diario. Sumado a esto me fije que ponía que me estaban facturando 33 días, esto me resultó sospechoso y pensé si sería por ahí que venían los 10 KWH extras. Consulté las leyes vía internet y gracias a San Google descubrí que en el 2001 hicieron una variación a la ley que les permite facturar 28 días mínimo y 33 máximo, así que eso no lo podría reclamar.

Pero bueno me dije, siempre hemos tenido el subsidio por bajo consumo y que el que no llora... ya saben el resto. Consulta previa con mi buen amigo Jorge Roosseess, me fuí a Union Fenosa frente a Price Smart, con la factura y una carta con el reclamo por escrito y su respectiva copia para el recibido. En la carta puse algo así como reclamo por no estar de acuerdo con lo facturado, dado el consumo histórico y no haber echo cambio de equipos ni de hábitos de consumo.

Yo muy envalentonado y con una especie de resignación de pasar un año luchando llegué a las 8am, además con un libro para soportar la enorme fila que imaginé hallar. Al final ni fila ni lucha. El joven que me atendió me recibió los papeles casi al llegar (solo habíamos unas 6 personas en el lugar) leyó, preguntó mi nombre completo y dirección exacta. Luego de unos cinco minutos máximo me dijo que tomando en cuenta el histórico de mi facturación, en el que he recibido el subsidio por bajo consumo y que se me había facturado 33 días me harían una nueva factura bajando de C$ 942.67 a C$ 516.79. La nueva factura llegaría en 5 días y sino que igual me presenciara con la factura actual y la hoja que el imprimió registrando el reclamo, para pagar con el nuevo costo (que para entonces ya estaría registrado en su sistema)

Así que si usted ha tenido un histórico de bajo consumo y le han facturado 33 días con el resultante de un incremento importante en los KWH váyase ya a Unión Fenosa y reclame sus derechos. Bueno, es válido para esa situación o para cualquier otra en la que usted perciba que la distribuidora de energía está facturando mal. Antes le habría dicho que eso era inútil pero valiente, ahora puedo decir que es útil y valiente.

A construir ciudadanía pues...